



A stroll through dance / Antidanza / dance photography by Paco Rosso.
El vestido La Fuerza de la colección Toro de Rocio Tejada, vestido por Zoe con puntas negras.
En 2017 Rocío Tejada me habló de su idea de realizar una exposición en homenaje a su padre, José Tejada Prieto, quien fué el que dirigió el montaje de los toros de Osborne que han acabado siendo unos de los símbolos de nuestra identidad española. Su idea erarealizar cinco vestidos para exponerlos y nos pedía, a cinco fotógrafos diferentes, que cogieramos uno de los vestidos y lo fotografíaramos como quisieramos. La exposición se inauguró el 13 de junio de 2019 en la bodega de Mora en El Puerto de Santa María.
Esta es la imagen que acabó expuesta de las que yo hice.
Hicimos las fotos el 5 de julio de 2017 en uno de mis escenarios favoritos para bailar, el Entrecatedrales del arquitecto Alberto Campo Baeza; un mirador que protege un yacimiento arqueológico situado entre las dos catedrales de Cádiz Un espacio blanco con una luz violentamente clara en la que el mismo suelo reverbera la luz del sol y el cielo rellenando las sombras y uno de los espacios favoritos para la danza en Cádiz.
Natualmente a la hora de elegir una modelo para el vestido fuí directamente a por una bailarina, hoy por hoy no concibo hacer nada de fotografía que no incluya la danza. La bailarina es Natalia Neva, quien por entonces empezaba en el Conservatorio Superior de Danza María de Ávila y aunque cantaba y componía aún no se había convertido en la estrella emergente de la canción en que se ha convertido este año, al fichar por una discográfica y sacar su primer disco “Sin permiso“.
Mis fotos no son poses sino danza, le pido a las bailarinas que no posen sino que bailen, que se traigan una variación pensada y la ejecuten una media docena de veces, o bien que improvisen sobre la marcha. Fotografiamos en la calle y normalmente sin música. Así que pedí a Natalia, que es una de las bailarinas que más ha colaborado conmigo, que simplemente bailara con las puntas más viejas y machacadas que tuviera. Puntas que ni me molesté en retocar, ya que quería dejarlas como símbolo del esfuerzo y el trabajo que va por debajo de la vestimenta que muestra otra realidad de la persona al exterior, la belleza, como llamó Rocío a este vestido, la elegancia, la imagen externa que guarda, no esconde, la fuerza interior.
El maquillaje fué de Rosana Pedreño, a la que pedí un aporte natural que no recargara la imagen.
Ahora, dos años después de realizarlas podemos enseñar las fotos. Aquívan un par más de ellas.
Andrea pide, y siempre pide bien. Siempre ideas sobre las que trabajar. Esta vez quería que nos apartáramos de la Sevilla tradicional que ya hemos hecho varias veces y meternos en un fondo graffitero. Estas son de Plaza de Armas. El vestido lo pedimos a la diseñadora Pilar Moya. Ya pondré algunos detalles del vestido.